Dejamos de exitir

16 de agosto de 2007

Cuando siento miedo, porque no sé lo que sucederá el día de mañana, dejo de pensar, de soñar, de escribir, de pronto ni siquiera el llanto me deja vivir.

Cuando pienso en mis sueños, ideales y vida, me da miedo seguir, porque veo sufrir a la gente que amo, sin poder hacer nada, veo morir a las personas que necesito para poder sentir.

Cuando recuerdo el adiós de mi abuela, dejo de vivir, de existir, dejo todo para nunca más reír, y deseo morir, porque sé que un día todos tendrán que partir, y me da miedo volver a sufrir.

Cuando vivo un momento inigualable, necesito creer que es verdad y que no terminará, porque al instante siguiente ya nada sucederá.

Y me doy por vencida cada vez que necesito llorar, y siento el dolor de existir, por el amor, por la verdad, por lo que no puedo lograr.

Cuando necesito ser ordinaria y no hacer cosas inexplicables, alguien me ata a mis sueños y anhelos, porque dicen que soy diferente y que lo puedo lograr.

Cuando la mediocridad de mi vida y de lo que más detesto hacer me acecha, alguien me alienta, para poder lograrlo, pero algo en mi deja de existir.

Y dejo de creer, en el amor, en la amistad, en la verdad y en la lealtad, dejo de soñar y dejo de intentar, ya ni siquiera sé lo que es llorar, los sentimientos se tornan bruscos e ilógicos, y me hiere saber que todo terminará.

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De pronto la vista se nubla, cierro los ojos y comienzo a existir, por los recuerdos que no pude ocultar, y veo desde el día que empece a sentir hasta aquel día que intente dejar de seguir, comienzo a soñar que todo lo malo dejará de pasar y pienso en las personas que amo de verdad, desde los que no están y los que ya no me pueden dejar, aún cuando ya no existan, aprendo que no podemos dejar de existir.